martes, 21 de octubre de 2008

El hombre unidimensional

Aclarando los términos, el hombre unidimensional nunca será una meta, en tal caso un objetivo cumplido. Marcuse realiza un análisis critico al sistema postindustrial que ha convertido al hombre en unidimensional. En pocas palabras Marcuse estaba encontra de la consideración unidimensional del hombre. Así que he decidido hacer este petit comentario para hablar un poco sobre ello.
En la última entrada, hablé sobre el último gran principio que nos queda: el dinero. Ahora bien, decirlo así puede no ser lo correcto, tenemos que refinarlo un poco más. En el avance del poder totalitario del estado moderno, el hombre ha sido reducido a su expresión dineraria. Un ser que es, según lo que produce y consume. Superando la alienación laboral, el hombre ha sido despojado de su valor como humano, es decir, no es un ser autonomo y racional, sino una mera mercancía. Es tan intercambiable como los flujos de capital.
El estado no-terrorista moderno, ha logrado absorver la crítica en su seno, convirtiéndola en alternativa interna, manteniendo y fortaleciendo así al propio sistema. La crítica contra la totalidad del sistema, es autománticamente perseguida y despojada de fuerza dineraria, lo que la convierta en nada. Ir en contra de un sistema el cual produce un aumento progresivo y desigual de la riqueza, en un mundo en el que la riqueza es la expresión de valor, parece una locura. Y aunque de hecho sepamos que no es una locura sino, más bien, lo racional es tal, el sistema lo vende y difama como si fuera terrorismo, antidemocracia, anticonstitucional... o cualquiera de los vocablos que componen la amalgama semántica del desprecio neoliberal.

En fin, solo una breve exposición sobre la posición de Marcuse, comprimida y un tanto denso, que espero que critiqueis descarnadamente

Un abrazo


Eudemo

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tan sólo dos cosas:
Lo de que el hombre unidimensional es un objetivo a conseguir es una hipérbole propia mía, se exactamente que es así, sólo quería referirme a la pasividad de la gente de a pie.

Lo otro que quiero decir es que, Maganto, ¿no crees que caes en un relativismo?, y a parte, que a un sujeto X le sude la chorra entera el plan bolonia a mí me da igual. Simplemente quería hacer ver la falta de actitud crítica y lo bien que estamos sin preocuparnos por nada, es decir, la evolución

Maganto dijo...

Si bajo mi punto de vista eso fuese cierto claro que te apoyaría y diría que a la gente le falta actitud crítica.

Pero bajo mi punto de vista no es así. La gente tiene actitud crítica frente a lo que le interesa. Que el botellón sea el sitio más lleno los sabados es una reacción ante la calidad y precio de las copas.
La gente no deja de criticar todo, de hecho creo que lo bueno del ser humano es que puede criticar una situación, puede imaginar una situación diferente.

Lo que si es verdad es que BAJO MI PUNTO DE VISTA cada vez las criticas o los movimientos juveniles van enfocados más al ocio y no a la cultura como me gustaría que fuese.

¿Por qué caigo en relativismo?
(no es pregunta retórica esque eso no lo he entendido jejeje)
Un abrazo fiera

Anónimo dijo...

Creo que caes en un relativismo al decir que a cada uno le interesan algunas cosas y que eso no esta mal. Sinceramente, es imposible que ha todos nos gusten las mismas cosas, pero de ahí a que no debería preocuparme por ello hay un trecho. El relativismo es un problema, no ya por que todo esté bien (el problema ético ya lo trataremos cuando toque), sino porque no puedes justificar tus acciones como reacción a algo malo. Es malo Bolonia, sí, pero desde el relativismo no. Y si tu mensaje se fundamenta desde ahí, creo que caes en un relativismo.
Otra cosa, que la actitud crítica se de sólo para el ocio, es una devaluación de la misma mirada crítica. La mirada crítica es para la vida en general, no sólo para una faceta, si se aplica sólo a una faceta es como ser inteligente y utilizar esa inteligencia sólo para mejorar los chupachups, y además por gusto. Con esto quiero decir que se devalua la mirada crítica que todos tenemos o podemos tener utilizándola (relegándola) en un plano totalmente asignificativo para sí.